Rafael Matos Feliz, Exdirector Universidad Autonoma de Santo Domingo y Connotado Ambientalista.
Manolo Guevara Díaz
Santa Cruz, Barahona.-Ampliando la temática relacionada con el
reciclaje, en esta ocasión anotamos las graves consecuencias que se derivan de
la producción, depósito y vertido de desechos (sólidos o líquidos) en fuentes
hídricas, en áreas urbanas o en zonas boscosas. Esos desechos pueden ser
biodegradables o no biodegradables.
El humano, desde su origen, usó los recursos
de la naturaleza para su beneficio. Fue cazador-recolector y marcó la primera
división social del trabajo. Unos se dedicaban a la caza de animales y más
tarde a su crianza. Otros se dedicaron a buscar alimentos en los bosques y
luego se volvieron agricultores. Se puede afirmar que sacaban beneficios de
casi todo lo que usaban en su alimentación.
Los huesos y la piel de animales los usaban
como amuletos, armas y vestimentas. De los vegetales comían casi todo y las
semillas las usaban como prendas colgadas a sus cuellos y en sus rituales. La
huella ecológica dejada por ellos fue prácticamente nula. Luego devino la vida
sedentaria y a partir de ella, los humanos cambiaron radicalmente su relación
con la naturaleza. Se dio cuenta que podía modificar su entorno en su provecho
y ello le permitió alcanzar niveles de bienestares, nunca imaginados.
Luego vino el desarrollo de la agricultura y
se sembraban miles de hectáreas, y ello trajo la formación de villas o ciudades
organizadas. Vino la urbanización y se desarrolla el comercio. Aparejado con
ello, se inició el primer problema de residuos o desechos, debido básicamente a
la poca planificación en la recogida de la basura y ello desembocó en la
aparición de plagas y epidemias terribles en los núcleos urbanos
Posteriormente, con la revolución industrial,
aparecen nuevas tecnologías aumentando la producción de nuevos productos y más
desechos y “la tapa se le pone al pomo” cuando a partir de la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945), se asume y se expande “la
economía basada en el consumo, unida a la cultura de usar y desechar”. Lo
que les importaba a los estados y a las industrias era ganar y acumular mucho
dinero a como dé lugar, sin importar la salud de la gente ni del ambiente.
Hoy, el modelo de explotación insostenible
produce millones de toneladas diarias de desechos y entre estados y empresarios
se asocian para seguir ese derrotero y con publicidad mediática, ponen en la mente
de las personas un deseo insaciable de consumir y desechar residuos. Se nos
presentan productos con o sin recipientes que después de usarlos pasan a ser
desechos no biodegradables e incluso peligrosos, como son: plásticos, vidrios, textiles,
metales, pilas, envases de tetrabrik, gomas de vehículos, desechos electrónicos,
escombros y otros más.
Entre los desechos biodegradables, se cuentan
los de las comidas, de plantas, de jardinerías, de mercados, entre otros. Estos
desechos (los biodegradables) tienen una vida corta en el ambiente, pues son
fácilmente atacados por microorganismos (bacterias, hongos, protozoarios,
nemátodos, virus y algas) así como por los invertebrados del suelo (lombrices,
ácaros, insectos como hormigas, comejenes, gusanos o larvas, etc.) y así se
adicionan nutrientes al suelo y se le mejora su estructura.
Los desechos
no biodegradables duran muchísimos años para descomponerse y en esa medida
contaminan y deterioran la salud y el entorno. Botellas de vidrio tardan hasta
4.000 años en desaparecer. Fundas
y botellas de plástico. Las fundas duran hasta 150
años en degradarse y una botella de PET puede tardar 1.000 años en desaparecer.
Las Pilas. Sus componentes tardan entre 500 y
1.000 años en degradarse. El mercurio de las pilas es el metal más nocivo, pues
en contacto con el agua produce metil-mercurio, produciendo graves desórdenes
del sistema nervioso en los seres vivos.
Una
pila de mercurio puede contaminar 600.000 litros de agua, una de zinc-aire,
12.000 litros, una de óxido de plata, 14.000 litros, y una pila común, 3.000
litros. Las latas de aluminio duran unos 10 años para
desaparecer y se requiere mucha lluvia y humedad para que el óxido las cubra
totalmente. La goma de vehículos tarda en degradarse
alrededor de 500 años o más. El
tetrabrik (recipiente rectangular formado
por una lámina de cartón, otra de aluminio y otra de plástico), usado como
recipiente para leche y bebidas, dura 30 años en desaparecer.
Continuaremos,
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible
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